“Los dispositivos fueron implantados hace un mes y medio, cuando Emilia tenía apenas un año, la edad mínima para recibir este tipo de procedimiento”, declaró a DocSalud.com el doctor Vicente Diamante, encargado de la intervención que se llevó a cabo en el Centro de Implantes Cocleares, que funciona en el Instituto Superior de Otorrinolaringología (ISO).
El Nucleus 5, implantado a la beba, mide 3,9 milímentros y es un 40% más chico que los que se utiliza de forma habitual. De hecho, es el modelo más pequeño disponible en el mundo y el más adecuado para niños de la edad de Emilia. Otra de las ventajas del dispositivo es que “posee un control remoto con un visor para que padres y maestras puedan chequear el volumen y si al aparato le falta batería”, sostuvo el especialista.
Esta especie de “oído biónico” toma la palabra, la procesa, la codifica y la transforma en estímulo eléctrico, es decir, “actúa de la misma forma que la cóclea, el oído interno del hombre”, señaló Diamante para luego agregar que cuando esta área “no funciona o está lesionada, provoca sordera profunda en un 98% de los casos”.
Luego ese estímulo eléctrico se dirige al “nervio auditivo sano y hace su recorrido hasta la corteza cerebral, donde se interpreta”. Según aclaró el doctor, este proceso se hace durante un período llamado “crítico” de máxima capacidad neuronal.
“Cuanto antes se implante, mejor”
La edad en la que Emilia recibió el implante no sólo es la mínima sino que también es “la ideal”. Es que, en palabras de Diamante, cuanto antes se coloque el dispositivo, más rápido y mejor será el desarrollo del lenguaje. Incluso señaló que cuando la beba cumpla dos años “tendrá la misma capacidad de comunicarse que un niño de su edad que nació sin ningún problema”.
Tampoco habría que preocuparse de cambiar el dispositivo, ya que esta fabricado para durar 70 años y poseen una confiabilidad a largo plazo de un 99%.
Hace dos semanas la profesora Norma Pallares, del Instituto de Implantes Cocleares, fue la encargada de conectar el “oído biónico” por primera vez, con la presencia de los emocionados padres y también del doctor Diamante. “Fue una experiencia fantástica, pudimos ver la sorpresa en la cara de Emilia. Su mirada, su respiración y sus movimientos transmitían la alegría de escuchar por primera vez. Incluso se marcaba el oído con el dedo índice, como una manifestación de placer hacia una vivencia tan nueva”, concluyó el médico.
Celina Abud
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