sábado, 4 de julio de 2009

LA SOJA, LA SALUD Y LA GENTE

PROLOGO


La construcción de un trabajo como este se hace en soledad en cuanto a su diagramación y a su resultado final. Pero antes y aún después de ello, hay un fenómeno de construcción colectiva donde las contribuciones son absolutamente heterogéneas.

De mis recorridas para exponer las ideas que sustentan este libro, se obtuvieron una cantidad de datos y de pensamientos compartidos que la claridad de pensamiento de los compañeros en la lucha, así como las preguntas surgidas desde los asistentes e inclusive desde los cuestionamientos producidos por aquellos que no comparten nuestra manera de pensar, surgen líneas de trabajo y argumentos que es necesario investigar profundamente para ponerlos sobre papel.

Hacer la lista de los amigos que contribuyeron con ideas, material, o aún apoyo moral, para esta labor sería imposible e injusto. Pero no puedo dejar de mencionar, orgullosamente, a mis hijas que aportaron ideas, críticas y correcciones.

El campo de estudio y conocimiento de los efectos adversos de los agrotóxicos es muy amplio y la tarea no puede darse por terminada, pero en algún lugar hay que hacer el corte para poder poner el trabajo a la consideración de los lectores para su conocimiento, discusión y aún refutación que sin duda se producirá.

Por lo demás, estimo que la estrofa del Martín Fierro que incluyo al inicio es suficientemente demostrativa de cuales son mis intenciones en este esfuerzo.

Resumen

El dolor, sobre todo el moral, que es un gran movilizador y me impulsó a estudiar el cambio que produjo la aparición de la soja transgénica y su proliferación monstruosa a partir de 1995.

En este trabajo, intento hablar de este tema desde el punto de vista de la medicina general y familiar.

La salud deberá enfrentar por mucho tiempo (décadas, centurias, milenios tal vez) los efectos deletéreos de los venenos agroquímicos sobre el ambiente y los animales que formamos parte de él. Desde la posibilidad de vivir en un medio saludable es posible pensar a este como un organismo vivo, individual, constituido por la sumatoria de todos los seres vivos que lo componen.

De allí resulta que sostener la salud del medio ambiente es, en definitiva, sostener la salud de todos

El agricultor va a entender tarde y mal que la ecuación económica de la soja no se sustenta en el tiempo y va dejar secuelas terribles sobre los campos y sobre su propia familia que hoy mira con desconfianza y hasta con burla a quienes tratamos de informarlo sobre los peligros que se ciernen sobre sus cabezas.

Glifosato es un herbicida sistémico que actúa en post-emergencia y en barbecho químico, no selectivo, de amplio espectro, usado para matar plantas no deseadas como pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas
2-4-D se usa como éster isobutílico del ácido diclorofenoxiacético. Es uno de los productos que intervienen en lo que se conoce como barbecho químico, que es la preparación (podría decirse el bombardeo) del suelo con herbicidas previo a la técnica de siembra directa.

Endosulfan es un organoclorado que actúa como disruptor endocrino.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se producen 25 millones de intoxicaciones por venenos agroquímicos y alrededor de 20.000 muertes provocadas por ellas, calculándose que el 99% ocurren en las naciones en desarrollo.
Incluyo algunas brevísimas historias que tienen que ver con mi experiencia personal con la soja y los agroquímicos.

Los seres que habitan este planeta han alcanzado, después de años de evolución, un equilibrio que admite la supervivencia de un sinnúmero de especies.

Pero un pueblo que tiene alterada su fecundidad y su desarrollo sexual, inhibida su capacidad de absorber el hierro y los nutrientes vitales a su correcto desarrollo físico e intelectual no requieren ni siquiera tecnología misilística de última generación para ser vencido, controlado y esclavizado.

Capítulo Nro. 1 - A modo de presentación

Soy un médico rural. Un hombre que decidió acompañar a la gente en sus problemas y tratar de evitar o disminuir su sufrimiento. Alguien que, en algún momento, creyó que eso era posible y luego quedó entrampado en una profesión que lo absorbe, que ama y odia… como tantos otros.

Alguien que, con frecuencia, se enoja, protesta y se arrepiente de su decisión pero que, como en el amor, no elige de quien enamorarse, ni esto le garantiza ser correspondido.

En la práctica de la medicina rural se siguen los preceptos que en 1880 imaginaran dos eminentes clínicos franceses: Berard y Gluber: un médico debe curar a veces, aliviar frecuentemente y consolar siempre. Entonces uno acompaña a la familia que le confía el cuidado de su salud en el embarazo, el nacimiento y la muerte. Pero cuando el nacimiento y la muerte vienen juntos o muy próximos es muy difícil de entender y el dolor es mas fuerte que el profesionalismo y las justificaciones científicas.

Esto pasa con demasiada frecuencia a partir de 1999, poco mas o menos.

El dolor, sobre todo el moral, es un gran movilizador y me impulsó a estudiar, investigar y encontré que el cambio mas evidente en el paisaje era la aparición de la soja transgénica y su proliferación monstruosa a partir de 1995. Estudiando los efectos de los venenos agroquímicos a los cuales la soja transgénica podríamos decir que es adicta encuentro que, justamente, estos efectos tienen que ver con la reproducción, la gestación y la correcta formación de los órganos.

Así, recogiendo datos, capitalizando conocimientos, produciendo conclusiones, fui ganando también amigos excepcionales, no se si algún enemigo, pero especialmente un montón de gente maravillosa que, desparramada por todo el país y Latinoamérica intenta la utopía de mejorar el mundo. Muchas de las expresiones de este ensayo pertenecen a alguna de esas personas.

Simplemente intento hablar de este tema desde el punto de vista de la medicina general y familiar.

Que objetivo tiene hablar de algo como el monocultivo de soja? Una práctica que, alrededor de 2001 ya creíamos superada porque hasta quienes en principio nos trataban de locos por expresar nuestro desacuerdo acompañaban nuestro discurso. Pero la salida de la crisis argentina tiene que ver con los dólares que la soja produce y hasta tal punto se concatenan las desgracias que el llamado “mal de la vaca loca” que impacta en Estados Unidos a pesar de sus controles produce una demanda extraordinaria de soja y aumenta su precio a niveles irresistibles para los productores.

Inclusive en Argentina, cuyas pampas son fértiles y extensas, o por lo menos lo eran antes de la soja transgénica, se intenta introducir la técnica de cría de ganado a establo como en el país del Norte o como en Europa, cosa que es el mayor contrasentido ya que la carne argentina basa su calidad en el hecho de que nuestras vacas son aeróbicas. Es decir, comen y caminan, comen y caminan en el inmenso espacio de nuestras pampas, produciendo masa muscular magra mientras estos pobres animales llamados ternero bolita se hacen tan pesados en base a lípidos que a veces se quiebran por la asociación de altísimo peso y descalcificación ósea por falta de movimiento.

Ese tipo de animales requiere de las proteínas de la soja.

Este modelo sojero se repite permanentemente en los países dependientes. Después de la soja transgénica vendrá el maíz que usa mas agroquímicos aun y luego otro y así sucesivamente a medida que vayan fracasando los distintos esquemas de commodities.

Pero la pregunta que nos atormenta es: que va a pasar si la soja, ojalá no, pierde precio y los insumos (agroquímicos, fertilizantes, maquinarias, arriendos) permanecen altos? Como van a afrontar los productores las próximas campañas?

Es que la soja es la punta de lanza del ALCA en su mas pura expresión. Donde desde otro lugar se decide no solo que van a producir y comerciar sino además de que van a enfermar y morir los habitantes de los países emergentes. Expulsando de los países desarrollados las industrias “sucias” como estas que contaminan severamente el ambiente, no por una actitud preventiva sino porque, en su desmedida ambición, ya han contaminado tanto sus recursos naturales que necesitan tiempo para recuperarlos. Confiando en que estas poblaciones, las nuestras, mueren de enfermedades infecciosas que tienen que ver con la pobreza, el hacinamiento y las malas condiciones de vida en forma prematura, lo que no otorga oportunidad de reconocer los efectos de los venenos con que nos rocían en cada campaña. La salud deberá enfrentar por mucho tiempo (décadas, centurias, milenios tal vez) los efectos deletéreos de los venenos agroquímicos sobre el ambiente y los animales que formamos parte de él.

Es necesario, entonces, conocer para prevenir estas patologías derivadas del uso de venenos sin precaución así como el consumo de disruptores endocrinos en los alimentos con que se pretende resolver el hambre de la infancia.

Pretender, una vez mas, que los actores políticos, que son los que tienen el poder de decisión, no fueron advertidos de la catástrofe en ciernes solo tendrá sentido si quienes denunciamos estos problemas no usamos todas las herramientas que la realidad pueda poner a nuestro alcance para que la gente conozca el riesgo a que está expuesta y haga su elección en libertad.

Porque solo puede hablarse de libertad de elección cuando el elector tiene la posibilidad de acceder a toda la información, en forma absoluta y veraz.

No es demasiado absurdo suponer que con una información completa de los hechos y sus consecuencias las decisiones de la gente del campo sean diferentes.

Pero además, los gobiernos sucesivos, para los cuales el ingreso por las retenciones que la soja produce son una solución cortoplacista pero efectiva, deberán tener la madurez y la responsabilidad de implementar políticas agropecuarias coherentes que sean económicamente redituables pero, a la vez, ecológicamente sustentables.

Nadie ignora que todo el peso del poder económico está puesto en el platillo de las multinacionacionales productoras de venenos agroquímicos, sin embargo, con muy pocos recursos, se pueden realizar significativos avances en el estudio de los efectos adversos del uso indiscriminado e irresponsable de estos venenos.

Haz click aqui para leer el libro completo la_soja_la_salud_y_la_gente.pdf

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