viernes, 24 de abril de 2009

Carta de Mayra: Cambiar la mirada depende de todos


Para llegar a la escuela en donde cursaba o a la del polimodal, Mayra Echevarria debe recorrer unas ocho cuadras, pero a veces el camino se hace mas largo por las rampas faltantes ó obstruidas por vehiculos que le dificultan desplazarse en su silla de ruedas. Tiene 18 años, uno mas que sus compañeras porque empezo la primaria tarde. Cuando tenia la edad de ingresar a primer grado, sus papas la anotaron en la escuela 502 de Vicente López, un establecimiento especial para chicos con discapacidad motora. “Ese mismo año salió la ley de integración en las escuelas comunes, y como yo no tengo problemas de aprendizaje, la directora de la 502 le sugirio a mi mama que esperara hasta el año siguiente y me hiciera ingresar en una escuela comun”, cuenta.

Al año siguiente, sus padres la anotaron en la escuela Nº 10 de Munro. ”La maestra que me toco, ademas de dar clases ahi, trabajaba en una escuela especial con chicos sordos y la directora eran muy luchadoras, asi que estaban comprometidas e hicieron todas las gestiones para que el edificio se adecuara”, dice Mayra.

Aun hoy, diez años despues, la integracion de los chicos con discapacidad a las escuelas es una medida que depende de la decisión de los directivos. Segun indica Graciana Cura, Directora del nivel inicial del Southern International School del partido bonaerense de Berazategui, los dos alumnos con limitaciones motrices que asisten a la institución pueden desplazarse con comodidad. Sin embargo, reconoce: “En realidad, mas que atenerse a la legislación, lo que se hace en las escuelas, son acuerdos con la familia para evitar, en la medida de lo posible, graves conflictos”.

No todos los casos resultan como el de Mayra, quien asegura haber conseguido con mucho esfuerzo la inclusion de la rampa en la entrada del edificio, la ampliación de los baños y la incorporación de un ascensor.

Se trata de modificaciones importantes, como señala Ignacio Garriga, de la Organización No Gubernamental Acceso Ya –que defiende los derechos de las personas con discapacidad motora–, accesibilidad significa no solo poder entrar a un edificio, sino tener las condiciones basicas para permanecer en el lugar.

“La vista de una rampa no representa accesibilidad. Tiene que haber toda una estructura, por ejemplo, que los pasillos sean anchos o que los baños sean aptos. Si no, un alumno que quiere ir a la escuela no puede ir al baño en los cinco dias de la semana”, insiste Garriga. Exactamente como le sucede a Mayra, quien no puede pasar al baño de la escuela a la que asiste, pese a que sus padres trabajaron en el tema desde tres años de su asistencia al establecimiento. “Lo que hago es ir al baño antes de salir y despues venir bien rapido a mi casa. No me puedo tomar una gaseosa ni loca, porque sino no aguanto las cuatro ó cinco horas”, explica.

El problema, como señala Cura, es que si bien hay programas de integración para discapacitados, “las escuelas pueden optar por ponerlos en practica”. En ese contexto, resulta importante la decisión de las partes a la hora de permitir a los discapacitados ser parte de la sociedad. “Que los chicos se involucren es responsabilidad de padres y educadores, aunque con la crisis educacional que hay no es facil. Antes, los docentes tenian vocación, y podian contener, educar e inculcar valores.” –señala Garriga- “Lo importante es conseguir que todos puedan entender lo que representa la accesibilidad, ya que cuando uno comprende la problematica de otro, deja de estar afuera del problema para estar adentro. Cambia la mirada, y con ella puede cambiar la situación.” y se empieza a practicar la Verdadera Integración.

Gentileza: Carlos Echevarria.

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