domingo, 1 de agosto de 2010

Domingo 01/08/10 en Somos Todos Diferentes

FESTEJA CON NOSOTROS NUESTRO 7º AÑO ININTERRUMPIDO AL AIRE EN LA RADIO

HABLAREMOS DE LOS MIEDOS, LA POBREZA, LA INFANCIA, LA SOLEDAD, LOS VINCULOS....

FESTEJA CON NOSOTROS NUESTRO 7º AÑO ININTERRUMPIDO AL AIRE EN LA RADIO¡

HABLAREMOS DE LOS MIEDOS, LA POBREZA, LA INFANCIA, LA SOLEDAD, LOS VINCULOS....

NOS VISITAN EN EL PISO PEPE ROBLES Y EL LIC. ALFREDO MOFFATT.

AUTOBIOGRAFIA:

Nací en el Hospital Rivadavia el 12 de enero de l934. Fui criado hasta los cuatro años por mi familia materna alemana. Eran inmigrantes que llegaron a Comodoro Rivadavia a fines de la primera guerra mundial y comenzaron a luchar desde abajo. Por mi madre tengo el mandato de vencer las dificultades, venía de la guerra...mi madre llegó a la Argentina a los doce años.

A los cuatro años cambia mi vida familiar drásticamente porque mi padre se pelea con mi abuela, los dos eran muy autoritarios, y se lleva a mi madre y a mí. Mi madre ya había comenzado a padecer una enfermedad grave, una artritis reumatoide que progresivamente la iba dejando inválida en una silla de ruedas. Los cuatro años siguientes me marcaron para siempre...mi madre se interna en el hospital por el avance de la artritis y mi padre debe irse lejos a trabajar, era maestro mayor de obras en Vialidad Nacional. De modo que comienzo una etapa de exiliado, paria infantil...pues a la familia alemana no podía volver por la pelea con mi padre y la familia inglesa de mi padre no me podía tener. Eran ingleses elegantes y distantes. Después...¿Qué es lo que le pasa a ese nene? Y...ese nene tenía dos caminos psicológicos posibles que deduje después con mis conocimientos posteriores.

Yo era hijo único, venía de ser el rey del hogar en la familia alemana, a ser "el hijo de la señora enferma", estuve viviendo en familias muy distintas...porque de pronto iba a parar a la casa de una tía rica inglesa y en otro momento a la casa de la familia de un peón de la vía, que eran "muy buenos"...

En aquel tiempo se creía que los chicos eran de palo, que estando bien alimentados y bien vestidos, ya todo estaba bien. Pero los chicos desarrollan un nivel de dependencia emotivo muy grande. La historia era que siempre caía en un lugar distinto, en una familia que no conocía, con hermanitos que se entendían entre ellos y yo estaba ahí como un paracaidista. Psicológicamente, decía, esto tiene dos posibilidades: Una es volverse una tortuga, meterse para adentro con un gran caparazón y bueno...aislarse o sea ir para el lado del autismo, lo que se llama autismo infantil...y la otra era transformarme en un antropólogo precoz tratando de detectar cómo eran las reglas vinculares en esa familia, cómo integrarme, cómo agradar, y elegí esta última que es estar atento a la gente, a las señales de afecto y de rechazo, especialmente el armar juegos con los nenes porque así yo me podía integrar si proponía juegos divertidos.

Desde muy chiquito estuve interesado en saber qué pensaban los demás, cómo eran, cuáles eran los deseos y los miedos, para yo poder integrarme y además organizar los juegos para que me acepten. Esto marcó prácticamente toda mi vida ya que siempre he estado organizando juegos, juegos terapéuticos después en hospicios, en comunidades terapéuticas organizando a la gente y especialmente a la gente que está angustiada. Lo que fué también un modo de ser integrado, porque en el fondo, creo que quedó algo de gran soledad.. podría decir que soy, en realidad, una tortuga rehabilitada. Esos cuatro años fueron bastante difíciles para mí, porque de ser el rey de la casa pasé a ser un agregado, a estar sin papá y sin mamá a los cuatro años...eso me marcó como también el estar atento a las angustias porque por una crisis muy intensa que tuve después en mi primera separación de pareja me di cuenta que la separación con mi mamá había sido muy traumática. La separación de mi primera mujer fue una catástrofe psicológica para mí, desproporcionada con el tiempo que habíamos vivido juntos y con el vínculo que en ese momento se producía. Lo que pasó es que ella también se fue...en el término de una semana porque se enamoró de otro muchacho, un compañero de la Facultad de Filosofía y Letras. Yo quedé como un nene abandonado...ahí me di cuenta de lo que me había pasado en la infancia. Creo que la sensibilidad para el sufrimiento mental la tengo de esas experiencias. Y también la capacidad de lucha, de pelear por la vida, para armar proyectos, etc. Creo que es algo heredado de mi familia alemana, colonizadora del Sur, de la Patagonia...y por otro costado, creo que la herencia inglesa tiene que ver con cierta actitud más elegante, flemática, con cierta distancia...voy a los hospicios y todo pero siempre con un rol, no me contamino demasiado...me parece que esas experiencias fueron muy importantes. Este exilio infantil duró cuatro años y pasé, creo, por doce casas, doce lugares distintos... en sólo cuatro años...

Esto me permitió también conocer todas las clases sociales, de pronto estaba en casa de los Frías Sarmiento, con la familia de mi tía Cecilia, habían venido de Europa y luego estaba con María, la esposa de un peón de la vía, una mujer italiana muy buena pero totalmente pobre, de una pobreza absoluta, en su casa no había baño, había que ir al fondo...donde el abuelo cosechaba la papa y el repollo que comíamos. Eso me dio la sensibilidad también para comprender estructuras familiares muy, muy pobres.

Ahora puedo estar cómodo en una villa y en Barrio Norte, en Alto Palermo y en Fuerte Apache. En mi cortísima profesión de arquitecto que duró poco más de un año llegué a estar en lugares muy elegantes, como era de familia inglesa y además profesor de la Universidad de Arquitectura en Historia del Arte, tenía acceso a gente muy sofisticada y también estaba cómodo...puedo estar cómodo en los dos lugares, también en la clase media donde me crié, donde pertenezco.


El exilio terminó en Pergamino, ahí me volví a reunir con mis padres. Mi madre era muy simbiótica conmigo, muy afectuosa, muy acariciadora...me dio una intimidad con el mundo subjetivo femenino muy importante, fueron años muy felices desde los ocho a los catorce. Ahí tuve la experiencia de organizar una barra, las primeras experiencias comunitarias...en el garage de mi casa hice un club de lectura para los chicos del barrio...ahí estaban apiladitos, el Billiken, los Patoruzú, los Rico Tipo, la revista Caras y Caretas, Mundo Argentino, etc. Incluso recuerdo que había elecciones, por supuesto con lista única, donde yo era presidente...me dí cuenta que con eso me ganaba el derecho a que me integren, me acepten. Siempre estaba con esa falta fundamental de ser el semihuerfáno, el hijo de la señora enferma...no olvido que cuando presentaban a todos los nenes de la casa yo era el último ... "¿Y ese rubiecito pecoso quién es?"... "Es el hijo de la señora enferma"... Desde ahí es que me puedo identificar con los desamparados. Fue una época linda, de mucha actividad social, fundé el Club de Filatelia, toda clase de cosas...y era el organizador de la barrita. Y toda mi vida después fui organizador de barritas, de doscientas, trescientas personas...

De Pergamino volvimos a Capital. A mamá se le estabilizó la artritis y como buena industriosa alemana inventó a partir de unos palos y unas soguitas la posibilidad de seguir atendiendo la casa, hacía la comida aún estando con muy poca movilidad en una silla de ruedas. Me enseñó que todo se puede superar, que hay que pelearle a la adversidad y a no entregarse. La relación hasta que murió mi madre fue muy intensa, muy fuerte. He sido muy querido por ella...y eso me ha permitido tener una mismidad, una seguridad existencial y ontológica que me permitió explorar la locura. Después viví en Temperley, éramos los "Moffatt de Temperley". Viví un tiempo cerca de mi primo Tommy y después fuimos a Florida con los alemanes. Se reparó la relación con mi abuela, la "Oma". Por supuesto, mi madre era antinazi, no tanto la abuela que era bastante autoritaria y como muchos alemanes decía que Hitler había hecho las autopistas, había dado trabajo...pero claro, después de la guerra que él inició, Alemania quedó totalmente destruida con autopistas y todo.

Me fui haciendo grande...anduve mucho en bicicleta, tenía un perro y andaba mucho por la calle. Después de los 17 arribé a un período de mucha introspección adolescente. Empecé desde los 17 años a leer libros en forma intensiva y no paré nunca. Dostoievsky, Rousseau, André Gide, los rusos, los alemanes y los franceses, todos los artistas románticos y surrealistas hasta Kafka de quien terminé haciéndome amigo íntimo al leer y releer sus escritos e identificándome con sus bichos metamórficos y sus escenas fantasmales. Además la relación con mi papá era similar a la de Kafka con su padre. El mío era autoritario y sometedor, mi carrera de arquitectura no es más que pura obediencia a él. En segundo año quise cambiar a Medicina porque era lo que más me interesaba...pero mi papá era demasiado convincente y terminé recibiéndome de arquitecto por él, que es lo que no pudo hacer (Creo que él creía que yo era él).

En esa época llevaba siempre un bolso lleno de libros, iba con él a todas partes, bolsos como los que sigo usando aunque ahora suelo meterles otras cosas.


En ese tiempo dibujaba y pintaba mucho, creí que iba a ser pintor o escritor, que iba a ser artista. Después me entusiasmé con el estudio de la ciencia y alrededor de los veinte años tuve que ingresar a la Facultad de Arquitectura, me volví más científico y me puse a estudiar Ciencias Exactas y Biológicas, lo hice con mucho entusiasmo...algo captó mi hijo de todo esto porque hoy es biólogo, está casado con una mujer que es física y con mis dos nietas chiquitas están como investigadores en la Universidad de Michigan.

¿Y cómo seguía mi vida allá en mis veinte años?...con mucho mundo subjetivo...largas charlas literarias con mi mamá, ella gracias a su parálisis podía leer mucho, escuchábamos juntos a Tchaikovsky, Beethoven...toda esa música nostálgica y heroica.


Creo que mi madre me fue induciendo un destino para que sea un inventor o algo así, alguien famoso que haga una gran obra para el bien de la Humanidad. Yo me sorprendo tomando como héroe a Albert Schweitzer, el alemán ese que quedó para siempre en el Africa curando a los negros o también a Edison, pero como la bombita ya estaba inventada, yo tuve que inventar la Terapia de Crisis porque me interesaban más los trastornos psicológicos. No estaba tan errado porque en la familia de mi padre emergió la locura, mi primo Tommy a quien siempre protegí, hizo un brote esquizofrénico grave a los veinte años del cual nunca salió. Pobre Tommy...un chico tan suave, tan delicado, tan fino...

Luego en una fecha muy precisa se me reveló un proyecto que organizó toda mi tarea intelectual hasta ahora... fue el primero de enero de 1960, acampando en la Laguna de Chascomús...cuando empiezo a pensar en un libro filosófico poético gigantesco que es el Tratado del Mundo en el que estoy trabajando actualmente, ya van cuarenta años de juntar imágenes, cada una representa una idea, he llegado a juntar diez mil y además dos millones de palabras, ya metí todo esto en la computadora, tienen que ver con el tema de la locura, la nostalgia, la belleza, el pensamiento deductivo, la vida de Tafoma (que es Moffatt al revés) los viajes a los mundos extraños y la psicoterapia como el arte de curar vidas lastimadas.


Creo que mi madre con la parálisis se sintió muy frustrada y entonces pensó que el hijo tenía que ser una especie de Mesías, alguien que reinvindicara todo lo que ella no pudo hacer. A los veintisiete años me caso y a los cuatro años se produce el episodio traumático que ya relaté, donde comprendí por dentro lo que es una crisis desesperante, de desestructuración del yo que me sirvió mucho después para construir mi Teoría de Crisis.


Ya hablé de la fuerte relación con mi madre, con mi padre fue de otro carácter. Él sólo hablaba como buen inglés controlando el mundo de los objetos, sobre hechos cotidianos, como lustrar los zapatos, con qué pomada y qué cepillo...pero igual me protegió mucho, a cambio del sometimiento, de obedecerle en todo. En política, él me indicaba por quién votar, tenía que vestir como él decía, pensar como él pensaba...pero el viejo lo hacía desde el cariño y yo lo sigo queriendo. Pero el que controla desde afuera no puede controlar adentro, y yo fui siempre muy rebelde en el pensamiento, por ejemplo nunca acepté a Freud, toda su construcción teórica no admite duda, tiene algo de dogma religioso que hay que aceptar por eso inventé algo que se le opone paradigmáticamente.

En psiquiatría siempre he combatido las formas organicistas y represivas que avalan las aberraciones y crueldades manicomiales. Más adelante cuento cómo hice una cruzada contra el maltrato en los hospicios que son destructores de destinos y congeladores de almas.

A los dos años de haberme separado me vuelvo a casar y tengo los dos chicos, hago una vida familiar buena. Vamos con mi esposa Claudia a Estados Unidos porque me habían contratado con un fondo para investigación en el Brooklyn State Hospital. Al terminar el contrato quería quedarme pero mi mujer extrañaba a su familia, son italianos. Esta experiencia fue para mí muy importante, tomo contacto con una ciudad fascinante y muy loca...allí hago un estudio sobre la Sociopatología de Nueva York.


En Estados Unidos me sentí muy cómodo tal vez por el origen anglosajón de mi familia paterna... en el barrio que vivíamos había una calle que se llamaba Moffatt. Aprendí un inglés muy callejero, trabajaba con marginales, me encantaba. Era la época de los hippies aunque estaban ya cerca de la decadencia, corría el año setenta o setenta y uno. Absorbí todo ese mundo.

Por otro lado yo tenía una buena inserción en la cultura gaucha, de chico iba mucho a lo de un tío irlandés que se había acriollado en el campo pampeano. Junté las dos culturas y creo que hice una buena síntesis.


Cuando regreso de Estados Unidos hago la primera experiencia importante en un hospicio que es la Peña Carlos Gardel y adjunto mucho material documental. La Peña dio lugar a muchas otras experiencias comunitarias, dio los grupos de mateadas, dio el Psicodrama en forma de teatro popular, dio cooperativas de trabajo y además el libro Psicoterapia del Oprimido. Muchos desarrollos que hice tienen origen en esa comunidad terapéutica.


Por el lado académico universitario fui profesor adjunto en la Facultad de Arquitectura y Sociología, siempre en relación con ciencias humanas, Historia del Arte y Estética Visual.


Hemos llegado al Proceso Militar donde dejo de trabajar porque lo comunitario era muy cuestionado y visto como algo muy peligroso.

En estos años trabajé mucho en Brasil, escribí Psicoterapia del Oprimido que lleva nueve ediciones y ocho en Argentina.


Cuando finalizó la Dictadura Militar con su secuela de horror, violencia, torturas y desapariciones vuelve a salir el sol de la democracia. Después de esa tormenta negra y angustiante creo el Bancadero, más o menos después de Malvinas. El Bancadero es una mutual de ayuda psicológica alternativa, autogestiva, fue una experiencia muy importante en la que están comprometidos más de 60 Psicólogos Sociales y Psicólogos Clínicos, está por cumplir 20 años y ya se atendieron más de 30.000 pacientes. El Bancadero es una comunidad que fue amasada con mucho amor y responsabilidad científica: las fiestas, los grupos terapéuticos, los talleres de psicodrama, el teatro, el semillero de formación. Esta es una experiencia que fue repetida después y dio elementos para otras en Argentina siempre con el concepto de Primeros Auxilios Psicológicos de contención. Yo formaba a los Psicólogos de Pies Descalzos también llamados Bomberos de la Angustia. Junto con la Peña Carlos Gardel es uno de mis hijos más fecundos.


Enrique Pichon Riviere fue una de las personas que más me impactó científica y filosóficamente, fue un gran maestro.

He trabajado mucho profesionalmente, incluso con pacientes, siempre tuve consultorio.


Fui Director del Asilo de Indigentes de la Ciudad de Buenos Aires, indigentes en la vía pública. Ahí estuve en contacto con unos mil mendigos de la calle, organicé una comunidad terapéutica adentro pero entró en colisión con los reglamentos municipales y me sacaron de mi cargo de director con la excusa de una reorganización administrativa.


En esos tiempos también fui asesor del Ministro de Acción Social de la provincia de Buenos Aires.


En general, cuando estuve en el estado fracasé, mi estilo es alternativo, autogestivo.


Familiarmente los chicos se van haciendo grandes...se crían bien, no van a la droga, no van a cosas raras. Luciano, el mayor, es el biólogo, tiene treinta años y de él tengo dos nietas, Julieta de seis años y Candela de cinco meses. Malena, la menor, empezó Psicología e hizo la mitad de la carrera, interrumpiéndola ahora porque se ha entusiamado con el arte y el baile español, el flamenco.


Después de la otra parte de la familia...ya dije que no tengo hermanos. Los Moffatt están diezmados...mis tías no pudieron concebir hijos y en lo que respecta a mis tíos me dieron tres primos varones. Tommy terminó en el hospicio, yo también aunque a veces me dejan salir... Georgie murió hace poco y siempre fue empleado de empresas americanas.


Mi padre también fue durante muchos años empleado de ARMCO, una empresa de aceros americana...así que yo estuve siempre muy ligado al ambiente norteamericano.


He vuelto a Estados Unidos otras tres veces, a Nueva York, ciudad con la que sigo fascinado. He viajado mucho y sigo viajando a Brasil, que conozco desde Porto Alegre hasta Manaos, en el Amazonas. Especialmente visité sus manicomios supervisándolos. Hice viajes de investigación antropológica a Perú, al Altiplano. El viaje a Europa me sirvió para completar un video sobre marginalidad en la calle. Tomé


En mi vida familiar aparece otra separación, después de 13 años me separo de la madre de mis hijos, Claudia. He quedado en excelentes relaciones con mis ex-parejas. Volví a casarme por tercera vez. Y luego de ocho años se vuelve a repetir la escena de mi primer matrimonio: Dorita se enamora de otro señor y se va. Pero después tres separaciones voy entendiendo...ya no me despersonalizo como en la primera aunque me dolió mucho. Yo tendría que pensar qué hago para que esto suceda...es un problema difícil la pareja. Hubiera preferido un único gran amor pero el destino me dio otra cosa.

Volviendo al tema de mi vida intelectual que es lo más importante en mi existencia, debo decir que en el año 1968 publiqué mi primer libro "Estrategias para Sobrevivir en Buenos Aires" que en su primer mes vende 10.000 ejemplares.

Con Psicoterapia del Oprimido también me va bastante bien y con Terapia de Crisis un desastre. No lo leyó nadie, ni el editor. Esto me inhibió para hacer otro libro por muchos años pero luego de diecisiete años ya me estoy recuperando y preparando el Tratado del Mundo que son ocho libros en uno.

Mi vida intelectual es cada vez más compleja porque actualmente soy un referente en los medios para los problemas en relación a marginalidad y salud mental, violencia, chicos de la calle e innumerables cursos de Primeros Auxilios Psicológicos.

Mi madre desde su condición me inculcó también el preocuparme por los más sufrientes. De chico iba yo a hablar con los linyeras, me fascinaban. Pienso que no lo hacía sólo por bondad, sino que el marginal con esa riqueza existencial que le da su vida dramática me enriquecía también mucho. Aprendí muchas cosas de la vida en el fondo del hospicio.

Otro viaje interesante es el que hice a la India, es un país oriental y por lo tanto, vi muchas cosas del mundo occidental a través de lo contrario...un país no violento, donde la gente no roba ni se droga, me encantó. Aprendí algunas técnicas de los Sadhus que son los hombres santos.

Curiosamente encontré esto mismo en Bolivia. Volví a encontrar un pueblo trabajador, no violento, sin droga, con una estructura incaica, una cultura ecológica. Son sociedades que no fueron alcanzadas por el deterioro de esta crisis de la sociedad occidental de fin de milenio.


Actualmente tengo la idea de hacer un texto a nivel popular que podría llamarse Manual de Primeros Auxilios Psicológicos. Esto de la emergencia, de la crisis y los primeros auxilios psicológicos siempre me ha interesado más que el tratamiento tradicional del caso crónico, de muchos años...y también me ha interesado mucho la rehabilitación de "las causas perdidas" como los psicóticos, los mendigos...me dan un sentido heroico, un sentido épico de la vida...otra vez Albert Schweitzer...y nuevamente, el mandato de mi madre.

Me conmueve profundamente el arte, mi forma de estar en el mundo es estética. Me sucede una intriga y un goce por el misterio que persigue la ciencia.


Esto creo que es la "wissenshaften", el alemán amor a la ciencia que me inculcó mi madre, ella me dio el permiso a pensar por mí mismo, no estar dependiendo como los argentinos del último libro que viene de Europa y especialmente de Francia, son Lacanianos, Foucaultianos, un pensamiento creado en tierras lejanas.

El permiso para pensar por mí mismo...todo esto combinado con un espíritu darwiniano...de juntar huesos y caparazones para armar su teoría de la evolución, yo junto imágenes para armar la teoría de la vida...y creo que con la misma inglesa paciencia.

Hace casi diez años fundé la Escuela de Psicología Nacional de pensamiento nacional, por nación, como el lugar que uno nació...de pensamiento independiente, de acá...usando modelos europeos también, claro, pero llenándolos de contenido de acá...como hacen los europeos, hay psicología francesa, psicología inglesa. ¿Porqué nosotros no vamos a tener una psicología criolla?


Actualmente, me dedico fundamentalmente a supervisar. Manteniendo la vieja costumbre de recorrer la realidad. A formar gente, a transmitir experiencias. . . estoy en esta etapa ahora. Y también ir a explorar un poquitito, aprender más. ..pero más que nada estoy en una etapa de formar operadores en salud mental y de sintetizar mi pensamiento. La vejez, lo que produce como aspecto positivo es que te aleja un poco de ciertos problemas que parecían muy importantes. Se simplifica el mundo y va quedando lo que es más sustancial, que es el amor, la muerte, la tristeza, la alegría, la justicia, el dulce de leche, algún whisky, y, básicamente, inventar ideas para curar vidas...,quedan las cosas que son básicas. Es una oportunidad, también para ayudar a otros que están recorriendo su camino, avisarles de algunos peligros y de algunos lugares lindos...

Y lo nuevo que viene a mi vida no te lo puedo relatar porque todavía no me sucedió. registro en Londres, Berlín y París de los drogadictos, los desplazados, los viejos mendigos tradicionales...


Setiembre de 1998

Dentro de las organizaciones autogestivas por él erigidas se destacan:

* La Cooperanza en el Borda: Distintos de talleres de recreación que operan en el patio del borda todos los sábados ininterrumpidamente desde 1985. Tienen por objetivo fomentar la trama vincular y fortalecer el sentimiento de identidad de los internos. De allí nace como taller LT22 Radio La Colifata en 1991.

* El Bancadero: Mutual de ayuda psicológica alternativa ubicado en el barrio porteño de Once. En esta organización vienen trabajando solidariamente cientos de psicólogos sociales y psicólogos clínicos. Se calcula que ya han asistido a más de 35.000 personas.* «El Bancadero».

* Las Oyitas en la Matanza: Organización autogestiva de ollas populares para chicos de barrios marginales, donde no faltan los juegos, la música y el teatro espontáneo. * «Oyitas».


Libros publicados

* Estrategias Para Sobrevivir En Buenos Aires Editorial Jorge Álvarez. 1967

* Psicoterapia Del Oprimido Editorial Humanitas Buenos Aires 1974. La Sexta Edición Publicada Como “Socioterapia Para Sectores Marginados” Editorial Lumen, 1997

* Terapia De Crisis Editorial Búsqueda, Buenos Aires 1982

* Los Derechos Humanos En El Otro País Editorial Puntosur, 1990

* En Caso De Angustia, Rompa La Tapa Editorial Astralib 2003

* Terapia De Crisis, La Emergencia Psicológica, Edición Bancavida 2007



Si te lo perdiste, haz click aqui para escuchar el programa completo:

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