jueves, 30 de diciembre de 2010

¡Felices Fiestas!… ¿Felices Fiestas?

Nota del Equipo de Asistencia Psicológica Ferré.

Se acercan Navidad y Año Nuevo. En estas ocasiones, a menudo nos invade una doble sensación: por un lado, es el momento privilegiado en que suelen hacerse balances de lo acontecido durante el año, de los logros, y de lo que no pudo lograrse; pero por otra parte son días teñidos por la vorágine y el stress que generan los preparativos, los múltiples encuentros y reuniones para despedir el año. Por ello, los invitamos a reflexionar lo que genera este período del año en nosotros; quizás sea un punto de partida para encararlo de una manera distinta y más saludable.

Si tenemos en cuenta el plano más individual o personal, se hacen casi inevitables los «balances» de fin de año. Si son vividos como una suma de «tareas» a cumplir, el encontrarse con lo que no pudo lograrse generará una sensación de frustración o desánimo; o el apuro por concretar todo lo previsto para el transcurso de un año en tiempos más breves llevará a situaciones de nerviosismo, sin lograr disfrutar y perdiendo el verdadero sentido de lo que hacemos.

Por lo tanto, es importante enfocarse en un balance que nos permita seguir proponiéndonos objetivos factibles y realizables, y que sea una herramienta con la que contamos para poder poner en marcha lo que nos interese, nos genere placer y nuevos desafíos para el año próximo. A su vez, tengamos en cuenta que muchas veces nuestros proyectos no deben regirse necesariamente por el fin o inicio de un año calendario, sino por nuestros propios tiempos y posibilidades. Encarar el balance desde esta perspectiva, es una alternativa que nos permitirá salir de la sensación de fracaso para poder proyectarnos desde otro lugar, y con otras perspectivas.

Respecto a lo familiar, estos acontecimientos también nos dan la posibilidad de compartir un lindo momento con nuestros hijos: la participación de ellos en los preparativos, en la decoración de la casa, de la mesa, y en el armado del arbolito, les permite sentir que ayudan concretamente a sus padres. Compartir con ellos estas sencillas tareas, e involucrarse en sus ilusiones y alegrías, puede ser una esplendida oportunidad para unirse aun más como familia.

Desde el plano social y cultural, se trata de un momento en donde tradicionalmente se privilegia el reencuentro con familiares, amigos y personas significativas de nuestra vida. Una de las preguntas más frecuentes es: ¿dónde pasamos las fiestas?, si en la casa de la familia materna o paterna, si con amigos o a veces solos. Surge la necesidad de respetar nuestras ganas así como de respetar las de los demás, para que estas reuniones no sean algo impuesto sino que puedan ser genuinas elecciones, otorgándonos la libertad de decidir con quién/es compartir esos días. En estos momentos muchas veces se ponen de manifiesto las tensiones familiares que existen en todos los hogares, pero lo importante es no dejarse invadir por pensamientos negativos y sentimientos de rencor, es más saludable y liberador volcar la energía en los preparativos del festejo y dejar los conflictos intrafamiliares para otra época del año, aprovechando esta época para recuperar lazos que quizás durante el año son descuidados.

Que estas fiestas sean realmente felices, depende en gran parte, de la actitud con la que cada uno las reciba. Es nuestro deseo que estas fiestas representen una oportunidad de resignificar lo vivido en el año, además de resultar una posibilidad de un encuentro positivo con otros. Entonces, ahora sí…¡¡Felices Fiestas!!

Equipo de Asistencia Psicológica Ferré
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Fuente:La Ciudad de Avellaneda

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